Buenos días, estimados bloggers:
Me sumo al interesante listado de posts
con un par de noticias que pueden afectar a nuestros intereses como viajeros
low cost.
Todos hemos sufrido alguna vez la estricta
normativa a la que está sometida nuestro equipaje en las compañías de bajo
coste. Las medidas del equipaje de mano dejan poco lugar a la imaginación: si
sobrepasa el peso o el tamaño tendremos que elegir entre dejar parte de nuestro
equipaje en el aeropuerto o simplemente pagar por facturar una nueva maleta. Así, las discrepancias entre los usuarios y la compañía han llevado a numerosas
quejas y denuncias que se multiplican cada año.
Hoy me gustaría hablaros sobre un sector
de clientes determinado, que quizás se ha visto más perjudicado que otros hasta
la fecha. Se trata de los músicos, o personas que llevan un instrumento musical
cuando viajan. Hasta hace relativamente poco tiempo, las compañías de bajo
coste les daban prácticamente dos opciones si querían transportar su
instrumento en cabina: o bien compraban un billete extra para transportar el
instrumento, o bien lo facturaban a parte al no poder ser considerado como equipaje
de mano. El resultado no siempre era el deseado: cuando decidían facturar el
instrumento, muchos de los músicos observaban como éstos sufrían daños que en
muchos casos suponían un alto coste de reparación.
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Los instrumentos musicales pueden ocupar mucho espacio en cabina |
Hace poco más de seis meses el
Parlamento Europeo, haciéndose eco de las quejas de estos usuarios, aprobó una
ley que permitía el libre transporte de instrumentos, permitiendo que sean
considerados como equipaje de mano. No obstante, pese a la aprobación de la enmienda
en 2014, no hemos observado todavía ningún cambio en la forma de actuar de las
citadas compañías. Alegan “problemas técnicos” a la hora de la implantación de
la norma y aprovechan el vacío legal para sembrar la incertidumbre entre sus
pasajeros.
La pregunta por lo tanto es, ¿por qué tardan tanto las compañías
en aplicar la nueva normativa? Yo creo que la respuesta se encuentra en el
ámbito logístico.
El ahorro de espacio es un factor clave para la competitividad
en este tipo de compañías. La introducción de un número considerado de
instrumentos en la cabina, que ocupan generalmente mucho más espacio que una
maleta o mochila, provocaría un cambio en la gestión del espacio y reduciría
notablemente su agresividad en la oferta. Este cambio podría afectar al coste directo del billete para el usuario low cost.
¿Qué solución pensáis que es la más justa? ¿Deberían pagar más los
usuarios que portan un instrumento? ¿Puede afectar la nueva normativa al precio
real del billete?
¡Espero vuestras respuestas!
Gracias.
Saludos Antonio!
ResponderEliminarMuy interesante el post por lo extravagante del caso y lo cotidiano de la situación, ¿A quién no le ha pasado que tal o cuál cosa está prohibida en cabina? Lo que más me ha gustado es tu pregunta final:
En justicia, opino que esto es un caso propio para la analogía legal. Preveo colectivos distintos con necesidades similares a los músicos haciendo cierta labor de lobby a las puertas del parlamento europeo.
La solución final no será distinta a la de siempre. Las inversiones en I+D en áreas como rendimiento del combustible, aerodinámica de los aparatos o aprovechamiento de las zonas de carga seguirán siendo la clave para estos problemas. Entre tanto, queda en manos de las compañías reducir márgenes o aumentar tarifas. En cualquier caso, consideraría injusto no extender la medida a multitud de objetos que hoy día están absurdamente prohibidos como equipaje de mano.
¡Interesante aporte!
Interesante planteamiento. Los instrumentos plantean muchos problemas a la hora de transportarlos. En primer lugar, está la cuestión de la fragilidad, que obliga a un embalaje especialmente cuidadoso. En segundo lugar, el limitado tamaño de las cabinas impide que todos los pasajeros puedan guardar su equipaje de mano en ellas. Si se incluyesen instrumentos de mayor tamaño al habitual este problema se agravaría, perjudicando al resto de pasajeros. Una solución podría ser aceptar en cabina solo aquellos instrumentos de menor tamaño, mandando los de mayor a bodega con su correspondiente protección; pero incluyéndolo en la tarifa de equipaje de mano que ahora tienen por derecho.
ResponderEliminarHola Sara! Gracias por tu comentario. Sí, esto que planteas podría ser una solución. Sin embargo, seguiríamos teniendo el problema de los golpes en bodega. Algunos grupos de interés han planteado colocar una etiqueta especial para que los instrumentos tengan un lugar "privilegiado" en la bodega del avión. ¿Supondría eso un suplemento en el coste del billete? He ahí otra cuestión a debate.
ResponderEliminarHola Antonio. Me recuerda muchísimo al debate que lleva presente desde hace algunos años en lo relativo a los pasajeros con sobrepeso. Más bien, con obesidad. Está claro que estos clientes ocupan más de una plaza, y más teniendo en cuenta el poco espacio que hay en los aviones de aerolíneas low-cost. ¿Deben pagar más estos usuarios por viajar ocupando más espacio que el correspondiente? ¿Hasta qué punto es o deja de ser su culpa el padecer una enfermedad que condiciona su espacio físico de un modo tan drástico?
ResponderEliminarPues el mismo planteamiento me provoca tu reflexión. Y volvemos al debate de: ¿desde dónde me posiciono, desde el punto de vista del consumidor o desde el punto de vista del empresario? Me parece genial el tema de ahorro en costes que comentas, y sinceramente, estoy de acuerdo con él.
Supongo que nos encontramos en un entorno tipo D, citando al profesor Mata. Creo que en este tipo de compañías sólo importa el volumen y punto, no hay más. A ellos no les importa dar un servicio excelente al cliente porque ése no es su negocio: hay clientes que son sensibles al precio y que estarán dispuestos a viajar a bajo coste, en detrimento de su comodidad y demás.
Supongo que ésa es la clave: Ryanair y compañía operan atendiendo a un segmento, como comento, muy sensible al precio (ahorradores, ratillas...) y creo que para ellos, todo cliente que quiera un trato de mayor calidad no es cliente: vuela con otra aerolínea, que te cobre más y te dé a cambio lo que quieres.
En fin, esta es mi opinión :) ¡Me ha gustado mucho la reflexión!
Un abrazo.
El espacio en los aviones es uno de los grandes problemas de los viajeros. Según leía los comentarios me ha surgido una duda: ¿cómo se gestionan las sillas de bebé, por ejemplo? Se supone que se pueden llevar como equipaje de mano y que cuando el viajero llega al avión el personal de a bordo las guarda en la bodega. Intuyo que las guardará en un lugar «especial» ya que se las tienen que devolver a los pasajeros nada más aterrizar. ¿Se podría hacer lo mismo con los instrumentos de gran volumen?
ResponderEliminarEn cualquier caso, como dice Belén, a las compañías de bajo coste no les importa (y añado, no les interesa) preocuparse por colectivos especiales.
Hola Clara y Belén! Gracias por vuestro comentarios de nuevo. Como bien apuntáis, estas empresas no se colocan en la posición del cliente a la hora de diseñar su estrategia. No obstante, con el cambio normativo establecido, los clientes tienen por fin un arma a la que aferrarse cuando no les permitan viajar en las condiciones de otro usuarios. Creo que es un buen primer paso, aunque ya estamos viendo qué complicado es implantar las mediadas que perjudican a estas compañías.
ResponderEliminarNo se me había ocurrido los otros dos colectivos que habéis señalado, como las personas con sobrepeso y las parejas con carritos de bebé. Puede que sea un buen tema para el próximo post :).
Gracias de nuevo!
Hola Antonio.
ResponderEliminarLlego algo tarde a comentar, pero me gustaría aportar algo al post más comentado hasta ahora :)
Como bien indican los compañeros, la forma en que las compañías aéreas llevan a cabo la aplicación de las medidas que les atañe es muy "según sus términos". Realmente creo que no ceden hasta que la presión de los clientes es lo suficientemente fuerte.
Me acuerdo de un caso que se hizo eco en los blogs de viajeros... Cuando Ryanair comenzó a permitir llevar cámara de fotos además de la bolsa de equipaje de mano, es decir, dos bultos de mano en cabina. Fue casi una revolución.
Supongo que en el caso de los instrumentos, como el grupo de clientes que los transportan es mucho más minoritario y una pequeña porción de la demanda, entiendo que pasen más del tema y que tardarán más en aplicarlo.