sábado, 14 de febrero de 2015

Nueva York contra el poliestireno

Queridos compañeros:

Hoy me estreno en el blog con una entrada sobre el material estrella en envasado y embalaje: el poliestireno. Este polímero, que empezó a producirse industrialmente en 1930 de manos de la empresa química alemana BASF, ha saltado a la palestra en las últimas semanas después de que el Ayuntamiento de Nueva York anunciase la prohibición de utilizarlo a partir del próximo 1 de julio.

Pero, ¿qué tiene de especial este material y por qué los neoyorquinos no quieren saber nada de él? Los que no estuvieran muy atentos a la última clase de Logística quizás no lo reconozcan; sin embargo, estoy segura de que todos os habréis topado una y mil veces con productos elaborados con este material: las bandejas de carne que venden en los supermercados, los vasos para llevar de Starbucks o las bolitas blancas que asoman de las cajas de productos frágiles. Todos ellos están fabricados con poliestireno.  

¿Volveremos a ver estas escenas tan típicamente neoyorquinas a partir del 1 julio?
En el comercio internacional su uso está muy extendido, sobre todo el del poliestireno expandido, conocido popularmente como poliespán (este sí os suena, ¿verdad?). Sus propiedades aislantes, su resistencia química y mecánica, su ligereza, sus cualidades higiénicas y las múltiples formas que pueda adoptar hacen del poliestireno un material idóneo para el embalaje de todo tipo de mercancías: productos frescos, electrónica, muebles, maquinaria, productos farmacéuticos, juguetes, aparatos de precisión, plantas, semillas y un largo etcétera.

Diferentes usos del poliestireno expandido.
¿Cuál es el problema? Que se trata de un material no biodegradable que el Departamento de Saneamiento de Nueva York califica de tóxico ambiental virtualmente imposible de reciclar. La Asociación Nacional de Poliestireno Expandido (ANAPE) no está de acuerdo y asegura que el poliestireno es 100% reciclable. Explica, además, que en España los productos domésticos elaborados con poliestireno deben depositarse en el contenedor amarillo, desde donde Ecoembes se encarga de tratarlo mecánicamente para producir nuevo poliestireno, mientras que en el ámbito comercial e industrial, son los Centros Eco EPS los que se ocupan del acopio y el  reciclado del poliestireno.

Aunque las opiniones (y los intereses) respecto al poliestireno son muy variadas, lo cierto es que cada vez más la industria del envasado se esfuerza por conseguir materiales ecológicos y biodegradables, como los bioplásticos sintetizados a partir de componentes orgánicos como la fécula de patata o  los restos de pan. Los hay incluso que solo han tenido que ir a la cocina para obtener un sustituto del poliestireno. Me refiero a las palomitas de maíz, un recurso que ya utiliza una empresa española dedicada a la comercialización de setas para proteger sus envíos (no, sus setas no son alucinógenas; de hecho, revistas científicas ya dedican artículos a las palomitas de maíz como material de embalaje). ¿Os convence?

Algún parecido tienen.


3 comentarios:

  1. Interesante tema; desde luego se pueden entender los argumentos de uno y otro lado. A veces no nos paramos a pensar en la cantidad de residuos que producimos diariamente, y en ocasiones se abusa de envases de "poliespán" para presentar productos domésticos. Aunque cada vez está más extendido el reciclaje, lo cierto es que gran parte de toda esa basura termina en el contenedor orgánico, con el prejuicio medioambiental que supone. Sin embargo, hay que reconocer los esfuerzos de la industria en fabricar materiales más eco-friendly y eficientes. Los avances en la gestión de residuos también han supuesto un importante valor añadido en la industria. Al final, como todo, se acaba priorizando el coste. En fin, a ver cómo se las arreglan en la gran manzana... Qué será de los neoyorquinos sin sus bandejas del Starbucks...

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  2. Me ha parecido muy interesante, Leila.

    Aunque creo que lo más importante es que las empresas vayan descubriendo nuevos materiales que no dañen tanto el medioambiente, me pregunto también qué fuerzas exactamente habrán forzado a que el ayuntamiento de NY haya tomado esta decisión. ¿Serán los productores de maíz?

    Ya sin bromas, me ha parecido muy curioso ver que se utiliza el maíz para proteger setas. No me parece un «material» especialmente higiénico, pero quién sabe, quizás sea el futuro del transporte.

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  3. No sé qué me ha resultado más curioso, si el hecho de que las palomitas guarden demasiada semejanza con el poliestireno (creo haberlo escrito bien) o que haya empresas españolas que protejan sus envíos con setas. Curioso cuanto menos.

    Lo que sí es cierto es que me parece lógico, coherente y de sentido común que poco a poco todos los sectores e industrias de la economía traten de llevar a cabo una política mucho más ecológica en lo que a envasado se refiere; no sólo por la reducción de costes (cuando menos "plástico" lleve el producto, tanto a nivel envase como a nivel embalaje, más barato será) sino por la creciente concienciación medioambiental.

    Ahora bien, no entiendo cómo puede haber posiciones tan diametrales: por un lado el Ayuntamiento que dice que el polietireno no es para nada recicable, y los productores del mismo sostienen todo lo contrario. ¿A quién hacemos caso? Como dices en el artículo y como dice Clara arriba, algún interés tendrá alguien por algún lado. Hay que investigar para saber dónde está el tema.

    Muy buen modo de estrenarte en el blog.

    Un abrazo.

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